Por qué evitar los aceites vegetales y de semillas, y alternativas saludables:

Según destacados científicos, cocinar con aceites vegetales libera altas concentraciones de sustancias químicas tóxicas llamadas aldehídos, como resultado de la degradación de los ácidos grasos de los aceites, que se han relacionado con enfermedades como la artritis, las enfermedades cardíacas, la demencia y el cáncer.

Investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU, España) han sido los primeros en descubrir la presencia de ciertos aldehídos en los alimentos, que se cree que están relacionados con algunas enfermedades neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer. (Fuente: Sciencedaily.com)

Es desagradable escucharlo, pero es necesario saberlo para elegir un mejor aceite de cocina y tomar decisiones de vida más saludables.

Los aceites vegetales y de semillas se han vuelto omnipresentes: se encuentran en todo, desde alimentos procesados ​​hasta comidas de restaurantes. Sin embargo, estos aceites representan una grave amenaza para nuestra salud y es fundamental que los evitemos tanto como sea posible.

El principal problema de los aceites vegetales y de semillas es que tienen un alto contenido de ácidos grasos omega-6. Los omega-6 son proinflamatorios, lo que significa que promueven la inflamación en el cuerpo. Por el contrario, los ácidos grasos omega-3 más saludables son antiinflamatorios. Un desequilibrio de demasiados omega-6 en comparación con omega-3 está relacionado con una serie de enfermedades crónicas, incluidas enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer y Alzheimer.

Lamentablemente, la dieta occidental moderna es extremadamente rica en omega-6 proveniente de aceites vegetales y de semillas, mientras que es deficiente en omega-3. Este desequilibrio inflamatorio es uno de los principales impulsores de muchas de las enfermedades más comunes y mortales en la actualidad.

Entonces, ¿cuáles son las alternativas de petróleo más saludables que deberíamos utilizar?

Aceite de girasol: alto en grasas monoinsaturadas saludables y bajo en omega-6 inflamatorios. Tiene un sabor suave a nuez y un alto punto de humo, lo que lo hace ideal para cocinar.

Mantequilla: rica en grasas saturadas, vitaminas y ácidos grasos beneficiosos como el ácido linoleico conjugado. La mantequilla de vacas alimentadas con pasto es especialmente nutritiva.

Ghee: también conocida como mantequilla clarificada, el ghee es mantequilla cocida a fuego lento para eliminar los sólidos lácteos. Tiene un rico sabor a nuez y un punto de humo muy alto.

Aceite de sésamo: este aceite está lleno de antioxidantes y se ha utilizado en la medicina tradicional asiática durante siglos. Tiene un sabor distintivo y sabroso.

Aceite de coco: el aceite de coco tiene un alto contenido de triglicéridos de cadena media (MCT) saludables que proporcionan energía rápida y pueden estimular el metabolismo. Tiene un suave sabor a coco.

Aceite de oliva: un alimento básico de la dieta mediterránea, el aceite de oliva tiene un alto contenido de antioxidantes monoinsaturados y polifenoles. Asegúrese de utilizar virgen extra para obtener los máximos beneficios.

Aceite de aguacate: con su alto punto de humo y su sabor cremoso, el aceite de aguacate es excelente para cocinar. Está repleto de grasas monoinsaturadas saludables para el corazón.

Aceite de palma roja: este aceite tradicional tiene un alto contenido de carotenoides, vitamina E y ácido palmítico, grasa saturada. Tiene un distintivo color naranja rojizo.

Al evitar los aceites vegetales y de semillas inflamatorios y, en su lugar, elegir grasas nutritivas como las mencionadas anteriormente, puede mejorar drásticamente su salud general. Haga el cambio hoy para ser USTED más saludable y feliz.